Demasiada guerra entre palabras,
entre hermanos y certezas.
De tirar la piedra y esconder la mano
hemos pasado a ponerla
una encima de las otras
para construir el muro entero.
Como al muro de Berlín
nos sobrará la voz
cuando no seamos suficientes
cuando no seamos necesarios
para los demás. Pero ella nunca
dejó de serlo, tal vez
ni siquiera ahora
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